Sunday, October 5, 2008

LA ANGUSTIA LLAMADA LA MIGRA

Organizaciones y activistas sociales han intentado diferentes formulas para solucionar la situación de los inmigrantes ilegales, que entre otras cosas, esta causando inmensos problemas de índole económica, social, política y psicológica en nuestro país. El presidente George W. Bush ha hecho un aparente y formal esfuerzo para lograr una reforma migratoria no por convicción, sino para mostrarle a la población Hispana que él trató de cumplir con su promesa y por circunstancias ajena a su voluntad no pudo. Es conocido el hecho de que los republicanos han usado una posición anti-migratoria como arma para obtener apoyo de la extrema ala conservadora y que los demócratas no están interesados en resolver este asunto, o por lo menos, esto no hace parte de sus prioridades. Los candidatos a la presidencia americana Barrack Obama y John McCain han prometido luchar para hacer una reforma migratoria comprensiva, pero, hay una racional duda sobre el éxito de esta, ya que existirá una fuerte oposición de la gran mayoría de los congresistas.

En consecuencia, hay una imperiosa necesidad de cambiar la mentalidad de los congresistas. Uno de los caminos a seguir para tratar de modificar la actitud de estos políticos puede ser, que la población blanca americana se una al clamor de los hispanos. De hecho, el congreso a ignorado o subestimado las gigantescas manifestaciones de los Hispanos porque la gran mayoría de ellos han sido inmigrantes ilegales. Sin embargo, si los políticos hubiesen vistos Blancos Americanos caminando con los Hispanos, el panorama político hubiese podido cambiar drásticamente. La idea de ver Hispanos y Blancos caminando juntos para pedir una reforma migratoria parece ser algo muy romántico, ingenuo e irrealista, pero no lo es, porque los Blancos Americanos están fundamentalmente divido en dos grupos: aquellos que hacen parte de la extrema derecha, racistas e intolerantes, quienes, son minoría y aquellas personas generosas, sensibles, caritativas y compasivas que, gracias a Dios, son la gran mayoría. Los primeros, usan todo los recursos disponibles para imponer sus ideas negativas mientras que los segundos, están siempre listos para promover el desarrollo social y la ayuda humanitaria.

Aunque la mayoría de la población Blanca Americana siente dolor y compasión por la miserable suerte de los ilegales, ellos no han sido motivados o animados a participar activamente en esta dramática, por no decir, inhumana situación que padecen estas personas. En este orden de ideas, cada hispano debe encontrar el camino para involucrar a su amigo, compañero o jefe blanco en esta noble causa.

Indudablemente, la ayuda de los Americanos Blancos es el vehículo más efectivo para que el congreso apruebe una reforma migratoria, la cual, terminaría con la ansiedad y el miedo ininterrumpido de 14 millones de ilegales, quienes entre otras cosas, son padres de millones de niños americanos. Otro hecho que puede contribuir a materializar esta idea es la relacionada con las Iglesias americanas en virtud a que ellas han sido un poderoso aliado de los ilegales y están realmente ayudándolos en la solución de sus problemas. Sin embargo, ellos no le han pedido a sus feligreses participar activamente en este asunto. En consecuencia, podría ser una excelente idea que las organizaciones, grupo de activistas o los hispanos pidan a la Iglesia que inviten a la población blanca a participar activamente en una reforma migratoria comprensiva.

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